lunes, 28 de septiembre de 2015

Manejo Sostenible de Suelos

Es necesario a base de observación promover la conservación de la biodiversidad ya adaptada a nuestro entorno y as su vez es importante pensar en las características imprescindibles de para mejorar la interacción de las especies entorno a un medio productivo.

Cómo funciona el suelo en su condición nativa? ¿Cómo producen plantas y animales los bosques y pastizales nativos en la completa ausencia de labrado y fertilización? Entendiendo los principios por los cuales funcionan los suelos nativos puede ayudar a los agricultores a desarrollar y mantener suelos productivos y con más ganancias tanto al presente como para las generaciones futuras. El suelo, el medio ambiente, y la productividad se benefician cuando la productividad natural del suelo se administra de manera sostenible. La confianza en agregados comprados declina año con año mientras que el valor de la tierra y el potencial de generación de ingresos aumenta. Algunas de las cosas en que gastamos pueden ser realizadas por el proceso natural con poco o sin ningún gasto. El buen manejo del suelo produce cultivos y animales que son más saludables, menos susceptibles a enfermedades, y más productivos.

 

El Suelo Vivo:

Textura y Estructura

Los suelos están formados por cuatro componentes básicos: minerales, aire, agua y materia orgánica. En la mayoría de suelos, los minerales representan alrededor de 45% del volumen total, agua y aire cerca de 25% cada uno, y materia orgánica entre 2% y 5%. La porción mineral consiste en tres distintos tamaños de partículas clasificadas como arena, limo, y arcilla. La arena es la partícula más grande que se puede considerar como suelo.

La arena es por mayor parte el mineral cuarzo, aunque otros minerales también están presentes. El cuarzo no contiene nutrientes para las plantas, y la arena no puede sostener nutrientes—estos se lavan fácilmente con la lluvia. Las partículas de limo son mucho más pequeñas que las de arena, pero tal como ésta, limo es casi todo de cuarzo. La partícula más pequeña es la de arcilla. Las arcillas son partículas muy diferentes a las de arena o limo y la mayoría de los tipos de arcilla contienen cantidades apreciables de nutrientes para las plantas. La arcilla tiene una gran área de superficie en forma de plato resultado de cada partícula individual. Los suelos arenosos son menos productivos que los de limo, mientras que los que contienen arcilla son los más productivos y usan fertilizantes más efectivamente.

 
¿Cuáles son algunos de los elementos del buen suelo?

Cualquier agricultor le podrá decir que la buena tierra:
se siente blanda y se desgrana fácilmente desagua bien y se calienta fácilmente en la primavera no endurece y hace costra después de plantar absorbe las lluvias fuertes con poco escurrimiento de agua almacena humedad para los períodos de sequía tiene pocos terrones y nada de capa dura resiste la erosión y pérdida de nutrientes soporta una alta población de organismos de suelo tiene buen olor a tierra no requiere aumento de ingresos para lograr una rendición alta produce cultivos saludables, de alta calidad.

Todo este criterio indica un suelo que funciona con efectividad hoy y continuará a producir cultivos en el futuro y a largo plazo. Estas características se pueden construir a través de optimas prácticas de manejo en los procesos encontrados en los suelos nativos.

 

Biodiversidad del suelo

La biodiversidad del suelo refleja la variedad de organismos vivos, comprendidos los innumerables microorganismos invisibles (por ej. bacterias y hongos), la microfauna (por ej. protozoarios y nemátodos).  La mesofauna (por ej. ácaros y tisanuros) y la macrofauna, mejor conocida (por ej. lombrices y termitas). Las raíces de las plantas también pueden considerarse organismos del suelo debido a su relación simbólica e interacción con los demás elementos del suelo. Estos diversos organismos interactúan entre sí y con las diversas plantas del ecosistema, formando un complejo sistema de actividad biológica.

Los organismos del suelo aportan una serie de servicios fundamentales para la sostenibilidad de todos los ecosistemas. Son el principal agente del ciclo de los nutrientes, regulan la dinámica de la materia orgánica del suelo, la retención del carbono y la emisión de gases de efecto invernadero, modifican la estructura material del suelo y los regímenes del agua, mejorando la cantidad y eficacia de la adquisición de nutrientes de la vegetación y la salud de las plantas. Estos servicios no sólo son decisivos para el funcionamiento de los ecosistemas naturales, sino que constituyen un importante recurso para la gestión sostenible de los sistemas agrícolas.

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